Santillán o la historia de otra persona
La estudiada indiferencia a la que se pretende confinar actualmente a tan difamado personaje, poco tiene de importancia para él mismo. Entrenado para no sucumbir ni siquiera a los más pérfidos planes, mantiene su moral en los más altos estándares jamás conocidos. De esta forma, sólo se explica que no reaccione a los innumerables achaques y acusaciones que se le endilgaron desde que su presencia fue advertida en La Pirámide.
Ajeno a su alrededor (o muy consciente de la situación) continuó el desarrollo de su vida por los carriles acostumbrados. Ante tal falta de sobresalto o respuestas, algunos habitantes de la legendaria morada comenzaron a preguntarse si este fenómeno no les tomaba el pelo, sin más.
Si hasta le quisieron inculpar un problema interno de la casa incluyéndolo en una lista negra que revelaba a los principales sospechosos de mandar a rodar versiones del todo nefastas. Pero no. Santillán jamás hizo caso de tales corrientes (o por lo menos lo disimuló muy bien) y sólo se dedicó a dejar caer su pelo corto y blanco por doquier, a chupar los restos de la parrilla cuando había asado y a querer confraternizar (demasiado, para el gusto de muchos) con Oliva, la perra de la casa.
3 Comments:
Santillán!! que personaje jajajaja. Lo conocí pero siempre me pareció medio raro el loco
Caras y caritas... el muy perro.
sale fiesta de fin de año ? :O
saludoss
Lucas
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