9.3.07

Desde la rama del Tucán


Amigos, debido a lo que todos sabemos este blog llega a su fin. Pero a no lamentarse. Dónde termina algo comienza otra cosa. Por eso mismo, les propongo que sigan visitando y comentando lo que quieran (y hasta proponer temas) en: http://laramadeltucan.blogspot.com/


Es allí dónde seguiremos en contacto. Relatos, recuerdos, reflexiones, algún dato loco y todo lo que se les ocurra estará allí. Por supuesto, el toque de la mirada tucanísitica no pasará desapercibido ya que todo lo pasará por el filtro de su rama.


Nos vemos allá, el Tucán los espera para seguir adelante.


Abrazo,


El editor de La Pirámide On Line

2.3.07

La esencia disuelta


Los egresos dañaron seriamente la estructura base, es cierto. Además, el agradable clima que reinaba en el afamado triángulo dejó paso a un desconocido vacío. Jamás (lamentablemente) podrá recuperarse aquella sensación nuevamente. Ahora, la desolación de lo impersonal asoma desde el umbral de la otrora fiestera morada.

A pesar de que algunos sostienen, con notable estoicismo, su permanencia sin importar los tremendos cambios, la realidad marca que se ha perdido algo que no volverá a encontrarse. Con un dejo de nostalgia es posible aseverar que los movimientos estructurales asestaron un golpe mortal a la mística pirámide. Incluso la desaparición del hombre de las alturas (algunos lo confundían con Zaratustra ya que bajaba de la montaña, aleccionaba a su alrededor y luego volvía a escalar la pendiente para descansar en su refugio) desequilibró el ya desbalanceado espacio.

De los nuevos habitantes (sí, los lugares liberados fueron tomados sin hacerse esperar) poco se sabe. Desconocidos y ajenos a la filosofía practicada hasta hace poco allí importaron su modus vivendus al lugar equivocado. Por consiguiente, el cruce energético no se hizo esperar y la radiante vibra que despedía el lugar fue apagándose hasta quedar reducida a un imperceptible nivel.

Para quiénes alguna vez pasaron por allí, aunque no sea más que un momento, quedará el eterno recuerdo de la buena onda recibida. Algo que, en realidad, es lo que más importa. Con la sola memoria y la evocación queda guardada para la eternidad aquella vibrante serie de largos meses dada en llamar "Los Días de la Pirámide".